Nox 2 Capítulo 15



   Buenas noches amigos lectores, paso por aquí a dejarles el siguiente capítulo de Nox.








El lugar era amplio con múltiples caminos naturales y otros excavados en la dura roca, había antorchas a los costados que iluminaban el camino.



Un olor hediondo les lastimaba la nariz, un par de goblins custodiaban la entrada pero los estúpidos seres no sospecharon que los dos ogros que pasaron junto a ellos eran falsos.



Su disfraz era casi perfecto sino fuera por el hecho que no podían comunicarse verbalmente, para ello tuvieron que recurrir a las señas.



En el camino encontraron a otras creaturas, goblins, demonios necrófagos, y ogros, así como lobos deformes.



Pero al llegar al corazón de la cueva, en una amplia cámara circular se sorprendieron por lo que presenciaron, en medio del lugar había un trono de piedra donde se encontraba sentado un Ciclope inmenso e imponente bebiendo y comiendo un gran festín como si fuera un cerdo, rodeado de su sequito,de la misma raza que el lider pero mucho mas pequeños, al parecer estaban en una celebración.



El número de enemigos era inmenso, miles de ellos. 



Lo que llamó más la atención de Hoz, fue que entre ese grupo variopinto había hombres humanos.



El pequeño mercenario distinguió el olor característico de los híbridos demoniacos, estos hombres usaban un uniforme que era inconfundible para Jean, pues los había visto por más de 10 años, el uniforme de guerra del Imperio.



La ira inundó su ser, por un momento pensó en entrar en frenesí y masacrar a todos, pero se controló, sabía que si hacía eso la probabilidad de morir sin cobrar venganza era alta. 



Si verdaderamente quería hacer sufrir al Imperio este no era el momento adecuado. Siguió escuchando atentamente por si algo importante surgía entre las conversaciones de esos seres, pero no consiguió mas información.



Con señas le indicó a Vot que seguirían investigando el lugar.


-Si, la líder de los Trolls Latr no quiso unirse a nosotros y nuestro jefe Glotón la mató, luego les dio el cuerpo a las bestias, jajaja-.



-¿Es en serio? Se lo merecía por desobedecer-.



-Concuerdo contigo, ahora mismo están torturando a su hija para que convenza a su tribu de pelear-.


-Jajaja no creo que sobreviva-.



Hoz se detuvo en una intersección interesado por la conversación que se estaba llevando a cabo.


-Ahora tengo que irme a custodiar su celda, sino el jefe me matará -.


-Sin duda-.



Hoz y Vot siguieron al goblin, quien se apostó enfrente de una sucia mazmorra, vigilando que no hubiera nadie cerca, Hoz deshizo su disfraz.



-Paso de la sombra-.



Con un conjuro corto apareció detrás de su enemigo, y antes de que siquiera pudiera darse cuenta su presa, tomó su cabeza y la giró violentamente rompiéndole el cuello.



Después se asomó a la mazmorra y vio a un grupo de 5 pequeñas bestias con rostro de perro y cuerpo humanoide con verrugas en toda la piel, de cerca de un metro de altura, se trataba de kobolds.  Todos portaban herramientas como mazos o cuchillos, uno de ellos se encontraba calentando en un horno cercano una barra de metal que ya casí estaba al rojo vivo.



Atrás de las bestias Hoz pudo observar que había apresadas varias trolls hembra, con grilletes en brazos y piernas, colgaban lastimosamente de la pared, sus cuerpos estaban llenos de heridas.



Tristemente solo pudo identificar a una con vida, las demás habían sucumbido ante la tortura de la que seguramente fueron víctimas por mucho tiempo.



Como en muchas otras razas humanoides, las hembras trolls eran físicamente más agraciadas que los machos, la prisionera que quedaba con vida, era de cuerpo delgado con abundante busto, alta, su tono de piel era caoba claro, su cabello era un poco más oscuro, los ojos tenían una tonalidad miel, fácilmente podría ser considerada una hermosa mujer, o eso es lo que pensó Hoz.



Las únicas diferencias notables con las mujeres humanas eran unos pequeños cuernos puntiagudos que se asomaban en la parte alta de su frente, una cola larga  que terminaba en forma de punta de flecha, además de sus manos y pies, cuyos dedos eran un poco largos y puntiagudos lo que daba la impresión de ser zarpas o de estar usando guanteletes de batalla.



En voz baja el pequeño mercenario llamó a Vot.



-Hay cinco kobolds dentro y un prisionero, quédate aquí afuera haciendo guardia, avísame si alguien viene-.


El ogro asintió.


Sin perder tiempo Hoz colocó sus manos en la puerta y murmuró un conjuro.


-Silentium Mortis-.


Después entró a la habitación e invocó su guadaña de fuego.


-¡¿Quién eres intruso?!-.


-¡Suenen la alarma!-.


Los kobolds enseguida reaccionaron.



-Para basuras que dañan a una mujer indefensa no es necesario que les diga mi nombre-.



Moviendo su arma 180 grados en un parpadeó decapitó a dos enemigos, otros dos se abalanzaron hacia él, uno llevaba una maza y el otro una pica.



Con un ligero movimiento esquivo la pica y colocando su mano en el mango la cambió de dirección, la bestia terminó por empalar a su compañero que intentaba atacar al intruso por la espalda. 



Aprovechando su confusión por haber asesinado a un aliado Hoz colocó su mano en la nuca de su enemigo y liberó una bola de fuego a quemarropa, la cabeza del kobold explotó y su cuerpo cayó al suelo, el contenido de su vejiga e intestinos fue liberado al perder las señales nerviosas que mantenían el tono visceral.



El último monstruo-perro intentaba abrir desesperadamente la puerta pero esta no cedía.



-¡No te acerques o gritaré! ¡Pediré ayuda y será tu fin!-.



El pánico se apoderó del Kobold, sus ojos se encontraban desorbitados.



Hoz caminó hacia el perro humanoide, quién empezó a aullar, cuando estuvo frente a él se agachó para que sus rostros quedaran al mismo nivel, luego extendió su mano lentamente y apretó su cuello.



El pequeño kobold, comenzó a forcejear intentando liberarse pero fue inútil, instintivamente dejó de gritar para preservar el poco aire que le quedaba.



Hoz lo miró fijamente a los ojos.



-No importa cuánto grites nadie te oirá, puedes esperar por ayuda todo lo que quieras pero nadie vendrá a salvarte, ni siquiera pienses en pedir piedad por que no te la daré, grábate en tu corazón que lo único que te queda en este momento son unos cuantos segundos de vida y luego…y luego…-



Una maliciosa sonrisa se dibujó en el rostro de Hoz antes de terminar su frase.


-…la certeza absoluta de la muerte-.



El corazón del Kobold se llenó de terror, a pesar de que su cuerpo aún tenía vida dejó escapar el contenido de su vejiga.



Desafortunadamente para la creatura su martirio no acabaría tan fácil, el pequeño mercenario caminó hasta el horno y tomó la barra de metal que ya estaba al rojo vivo,  y la introdujo en el hocico de su víctima, la cual empezó a forcejear violentamente.



-¡Aghhh! ¡Auuuu!-.



De su hocico vapor con olor a carne quemada se desprendía minando todo el lugar.



Hoz retiró el metal después de unos segundos, la bestia aún seguía consciente gracias a la adrenalina que circulaba en todo su ser al estar ante una muerte inminente, su cuerpo temblaba intensamente, estaba a punto de entrar en shock.



Como perdiendo el interés por un juguete Hoz  arrojó adentro del horno a su víctima y le encerró, aunque fue en vano el último intento desesperado por sobrevivir se escuchó golpeando la puerta sellada del horno, uno, dos y tres veces, y finalmente el silencio.



-Vot puedes pasar-.



Hoz se asomó por la puerta y llamó a su compañero.



Un gran ogro entró, Hoz tocó el cadáver del goblin que cuidaba la puerta y este se levantó.



-Quédate quieto aquí sin moverte-.



El pequeño mercenario le ordenó al zombie que había creado, este solo lo miró con ojos vacíos y una sonrisa estúpida.



Sin demora Hoz se dirigió hacia la hembra troll que aún estaba con vida, con las llaves que le había arrebatado a los Kobolds, abrió las cerraduras de las cadenas que le apresaban.



-Algo huele delicioso-.


El elfo oscuro regresando a su forma verdadera, dio un comentario fuera de lugar.



-Puse a cocinar a un Kobold, si esperas 15 minutos estará en el punto exacto-.



-Oh, ya veo, pero es lamentable que tenga que rechazar semejante manjar ya que estoy a dieta y no quiero perder la figura-.



Vot decidió seguir la plática negra.



-Entiendo si eso es así no puedo obligarte a romper la dieta, toma libera los cuerpos de los demás prisioneros-.



Hoz le pasó las llaves al elfo oscuro quién las atrapo en el aire y comenzó a realizar la tarea dada.



Con la única prisionera sobreviviente ya recostada en el suelo, Hoz la revisó para determinar su estado de salud, de su ropa sacó una cantimplora y la acercó a los labios agrietados de la prisionera para que bebiera su contenido.


Poco a poco la mujer instintivamente bebió el agua, lentamente abrió sus ojos y sorprendida intentó alejarse de Hoz, pero no tenía la fuerza suficiente para levantarse así que se arrastró usando sus brazos..



-Tranquila vine a rescatarte observa esto-.



El mercenario sacó de uno de sus bolsillos un pergamino, lo abrió y se lo mostró a la hembra troll, ella se detuvo contemplando el documento, después volteó a ver a su alrededor y descubrió los cuerpos sin vida de sus verdugos y a un elfo oscuro liberando a sus compañeras.



-¿Vinieron a rescatarnos? Si es así muéstrame tu rostro para que pueda confiar en ti y dime tu nombre-.



Aún sin confiar en sus liberadores la mujer les exigió. 
Hoz sabía sobre las tradiciones de los trolls de puente así que dando un suspiro decidió ceder.


-Está bien-.


Hoz descubrió su rostro y se acercó a ella y le susurró su nombre al oído.


-Mi nombre es Jean Nox Crow, ¿Es suficiente con eso?-.



El joven se cubrió nuevamente el rostro.



-Ese elfo ¿como se llama?-.




La mujer troll dirigió su atención hacia el otro hombre.



-Mi nombre es Vot, y soy todo lo que ves-.



-…Gracias por venir a rescatarme, Mi nombre es Sitr soy la hija de la Matriarca de los Trolls de esta área-.




La prisionera decidió creer en ellos.



-¿Cómo están mis compañeras?-.



Esperanzada Sitr preguntó a sus salvadores.



Vot endureció su semblante y no sabía cómo responder.



-Lo siento pero llegamos tarde, eres la única con vida-.



Sitr apretó los dientes por la rabia que sentía, lagrimas escurrían por sus mejillas.



-Algún día pagarán-.



-Bebe y come necesitaras fuerzas para escapar de aquí-.


Hoz le pasó nuevamente la cantimplora y un paquete envuelto en un pañuelo blanco que contenía algo de pan y carne seca.



-Gracias pero aún no podemos irnos, mi madre fue llevada ante el jefe ciclope, no la matará porque quiere que mi tribu se una a ellos en alianza-.


Sitr comenzó a devorar rápidamente los alimentos que le otorgaron, en un abrir y cerrar de ojos desparecieron.



-Sitr escúchame bien, tu madre fue asesinada-.



Soltando lo que estaba en sus manos la troll quedó conmocionada, no podía creer lo que acababa de escuchar.



-Ella nunca se rindió ante la voluntad del Jefe ciclope sin importar que le hicieron, al final fue él quien se rindió al darse cuenta de que no lograría doblegar la voluntad de tu madre-.



-¡No puede ser! ¡Tiene que ser mentira!-.



-Lo siento pero es verdad, como su hija tú serás la siguiente líder, intentarán forzarte para que accedas a unirte a ellos-.



-¡No puedo aceptarlo! ¡Es tan injusto! ¡Nosotros solo queríamos vivir en paz! ¡Lo mataré, mataré a ese maldito monstruo!-.



La nueva líder troll se levantó llena de ira con la intención de salir de la habitación y vengarse. Hoz se colocó delante de ella con los brazos extendidos.



-Tu raza intentó rescatarlas, varios murieron y muchos más se encuentran gravemente heridos, fue algo inevitable ya que no tenían a su valiente y sabia líder. ¿Dejarás a tu raza a su suerte?-.



-¡No me importa nada! ¡Solo quiero liberar este dolor!-.



-¡Sitr, Hija de Latr y futura Lider de los Trolls Constructores, tu madre nunca se rindió, prefirió morir antes que entregar a su pueblo, ¿Deshonraras sus esfuerzos y memoria? ¿Abandonarás a los tuyos a un futuro incierto y sin guía?!-.



-Yo… yo… no lo haré-.



Reaccionando antes esas palabras Sitr se desplomó arrodillada en el suelo, y lloró abiertamente.



La futura líder quería darle sepultura a sus amigas pero sabía que dadas las condiciones no podría hacer nada, Hoz se ofreció a incinerar los cuerpos para que no continuén siendo profanados, Sitr aceptó.



-“Ferus Ignis”-.



Usando su nombre mágico el cuerpo de Hoz fue envuelto en llamas naranja, su cabellos, ojos y uñas, aun su ropa tomaron esa tonalidad. Creando una lanza de fuego con la punta  de ella tocó los cuerpos de las prisioneras que se incineraron rápidamente, sus cenizas se elevaron levemente antes de desaparecer.



La apariencia de Hoz regresó a la normalidad.



Vot no había entendido al principio la razón por la cual se le pidió que las liberará de sus ataduras, incluso pensó que era una pérdida de tiempo, pero al ver eso comprendió que Hoz ya había planeado desde el inicio quemar los cuerpos para que los enemigos no los profanen más.



Ese mercenario de pequeña silueta cada vez se volvía más misterioso, la naturaleza de los elfos era curiosa así que el impactó se intensificó. 


Cuando Hoz mostró su rostro a Sitr, Vot intentó dar un vistazo pero su visión se volvió borrosa, incluso sus oídos fallaron en escuchar el nombre con el que se presentó, pero algo estaba seguro él nunca dijo soy Hoz.



Cuando todo se hubo calmado, las tres personas decidieron el plan de escape, usarían el mismo conjuro de Ilusión, sin embargo Sitr no estaba en condiciones para mantenerlo por mucho tiempo, así que decidieron crear una distracción usando los cuatro cadáveres de los Kobolds Hoz los convirtió en Zombies, ( El quinto que se encontraba dentro del horno no era usable).



Después de colocar el conjuro ilusorio en sus compañeros y en él,  envió a los cuatro perros humanoides y al goblin en la otra dirección con la orden de atacar a todo lo que se moviera.



Partieron inmediatamente por el mismo caminó por el que entraron, unos cinco minutos después un grupo de enemigos pasó cerca de ellos dirigiéndose hacia el lado contrario. Los no muertos habían comenzado a seguir la orden que se les dio llamando la atención de todos, aprovechando el tiempo al máximo continuaron hasta que divisaron la salida, sin embargo la suerte no les sonrió tanto. Apunto de ser libres la forma verdadera de Sitr se reveló, un grupo conformado de goblins y algunos ogros los descubrió y comenzó a atacarlos, los guardias de la entrada les tapaban el camino.



-¡Eliminemos primero a los guardias de la entrada!-.



Vot y Hoz arremetieron contra los cinco goblins que bloqueaban su salida, y los eliminaron con facilidad.



Sin embargo que salieran de la cueva no era un consuelo, ahora que el enemigo los había descubierto sería difícil poder escapar.



-¡No pregunten por qué, solo cubran sus oídos!,



-"Yo soy presagio de muerte, quienes oyen mi voz saben que morirán en agonía, acéptame en tu familia y la seguiré, te prometo que la muerte no los sorprenderá durmiendo, y al final te ofreceré mis lágrimas y dolor, ¡Mortal, no me guardes rencor!"-.



Al terminar de pronunciar ese conjuro, de la boca de Hoz salió un grito triste y desgarrador, aunque Vot y Sitr tenían sus oídos fuertemente tapados con sus manos, fueron alcanzados por su efecto, sintieron como su sangre se heló y su mente se detuvo.



Los enemigos que escucharon el grito desgarrador, cayeron convulsionando al suelo y pronto dejaron de moverse, sus ojos estaban en blanco y de sus oídos chorreaba abundante sangre.




Levantando sus manos Hoz arrojó varias esferas de fuego a la entrada, la cual se derrumbó, una gran cantidad de piedras sellaron el lugar. 


El pequeño mercenario se acercó a sus acompañantes y los jaló de los brazos llevándolos hacia el interior del bosque, se encontraban aturdidos y no podían coordinar adecuadamente, pero al menos se encontraban con vida.
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Acerca de David-A Gato

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