Dorei no Shinsekai 18


ya saben lo que va acá, créditos a Yuumei


Capítulo 18: Problemas del buen escriba (Heart_Of_Gold)


Resumen del capítulo anterior:

En el norte, la confrontación comienza, en el sur un rey no duerme plácidamente, mientras el mundo sigue su curso inquebrantable.


Parte 1



En medio de un gran salón lleno de documentos, dos personas de apariencia poco común se encontraban; uno de ellos era una mujer que, a pesar de su alta edad poseía un aura de majestad; su nombre, Hilger Etalumis; el otro era uno de los héroes invocados, era un joven con piel pálida, cabello blanco y ojos rojos que emitía la extraña sensación de ser un ángel, su nombre, Rizume Yoru.



-¿ya está todo en su lugar?



-¿también estás nerviosa?



Ante la pregunta de la mujer, el joven dio otra pregunta; ellos solían mantener esta clase de conversaciones, ellos podían saber el modo en el que el otro pensaba, pero esto era el resultado no de una conexión telepática ni de algún poder ESper, sino que, este era el resultado de la observación de las rutas de pensamientos de las personas.



La mujer siguió arreglando documentos y se sentó en la mesa con un libro extendido, mientras revisaba su contenido, lo empezó a leer en voz alta.



-“acta de revisión de nobles caóticos, especificación, noble de la frontera del sagrado imperio y Asturias, el tercer Duque Axford Le’rmieng, ¿este es?”



-así es, estoy especialmente preocupado por el cómo se resolverá este incidente, aunque la reparación de los resultados ya se están moviendo por parte del rey Fangus.



-“…pero, de nada servirán las reparaciones si no se resuelve”, ¿cierto?- preguntó la mujer como confirmación.



-…- el héroe guardó silencio y dejó continuar a Hilger Etalumis hablar; la mujer, al notar esto, sonrió levemente y continuó.



-así que lo mejor sería tratar el problema con nuestras propias manos, así que habría que enviar a alguien para controlar las cosas; sin embargo, si se despliegan fuerzas militares, Asturias del norte lo tomará como la excusa para contraatacar, es por eso, que hay que enviar una fuerza pequeña que no pertenezca a ninguna afiliación y que pueda pasar de manera invisible políticamente hablando y que pueda usar la excusa de “lo hice bajo mi propia convicción”



-realmente lo has logrado ver todo.



El héroe que había sido leído por completo entonces se dirigió a la mujer, levantó una pluma, la cual representaba su arma como héroe y se la dio a la mujer, la mujer la tomó con una extraña expresión.



-bien, tu eres el héroe invocado de la pluma, entonces, ¿Qué harias?- Rizume Yoru interpeló a Hilger Etalumis bajo el hipotético de que ella fuese él.



-las tropas que caen bajo esas descripciones son los mercenarios, pero no son una buena idea, así que tendrías que tragarte tu inexistente orgullo y hacer un llamado a los otros héroes; sin embargo, ¿crees que está bien el forzar así un reencuentro entre Aosora y Kimizu?



-un solo héroe es más que suficiente para encargarse de ese noble, pero si los héroes se unen, enviaran un mensaje claro, “los héroes repudiamos las acciones malvadas”, o algo por el estilo.



-solo quieres colocar un punto de apoyo para mover al mundo en la dirección que consideras correcta- le reprendió Hilger.- pero, la verdad es que, yo también la considero correcta.



-es bueno que seas tan honesta contigo misma-



-de todos modos, quiero saber la reacción de Hikari Hina una vez se enteró que Misato Mikai iba a ser enviada junto con ella a la misión.



-¿bromeas?, se puso tan furiosa que la conexión telepática se llenó de insultos pesados; esa mujer es toda una Siscon-



-sin embargo, ella fue forzada a ir hacia Zedal bajo los engaños de Aosora, ¿realmente crees que ella confía en tí?



-no lo hace, sin embargo, ella fue del grupo de cuatro invocados de hace cuatro años junto con Hikari, Aosora y yo; no puedo culparla de desconfiar, aunque claro, a mi parecer, la cabeza del engaño no fue de nadie más que del antiguo sumo sacerdote.



La mujer le lanzó una mirada filosa al héroe, Rizume entonces preguntó “¿Qué ocurre?”



-estoy segura que no concluiste algo así de simple.



-explica tu postura.



-el antiguo sumo sacerdote era un idiota, so es todo; aun con el conocimiento de los dioses, era alguien relativamente fácil de engañar.



-ya veo, entonces creo que saqué conclusiones apresuradas.



La conversación continuó rotando en direcciones imprevistas.



-sin embargo…



-¿sin embargo?



-nada, creo que concluir que había alguien más moviendo los hilos también esta errado.



-así es, Hilger, sin embargo, el ser capaz de dar ambas conclusiones nos permite anteponernos a ambas posibilidades.



-Ademas…



-¿Qué ocurre?



-es sobre Hikari Hina, ¿Qué crees que está haciendo en este momento?



-probablemente me está maldiciendo en este mismo momento mientras se queja del frio del norte del imperio.


Parte 2



En algún lugar al norte del impero, a 20 kilómetros de la frontera.



-¡ESE MALDITO ESCRIBANO NO ME DIJO NADA DE ESTO!-



Una mujer que además poseía el título de heroína invocada gritaba sus quejas sobre el terreno escarpado y frio.



Generalmente se piensa en los lugares frio como territorios húmedos o cubiertos de nieve, pero al norte, sin llegar al círculo polar, todo lo que había era una tierra seca y fría; eso no quiere decir que no nevara, pero en el otoño del hemisferio norte, lo común era ver ventiscas heladas, de esas que calan los huesos y destrozan tejados de las casas.



Avanzando por este desértico paisaje, una carreta tirada por dos caballos se movía en medio de unos campos de trigo maltratados por el clima.



En esta carreta, junto a Hikari Hina, se encontraban además, Aosora Tenshi y Misato Mikai.



-ese Rizume es realmente alguien de temer, nunca se lo que está pensando- agregó Aosora.



-sí, sí, él es realmente como una especie de Youkai misterioso.- ahora fue Hikari Hina.



-¿él es bueno o malo?, sinceramente es aterrador cuando podemos bailar en sus manos.



-pensar que está cerca de Misato es algo que me hace temblar.



Y entonces…



-pero Rizume-oniichan es alguien agradable.



Un ruido hecho de platos rompiéndose se escucharía como una onomatopeya válida para el ruido que nació en los cerebros de Aosora Tenshi y Hikari Hina.



-¿q…q…que qui… eres… decir con “onii…-chan”?



-pensar que sería capaz de lavarle el cerebro a Misaki-san.-



Ante la afirmación de Misaki, Hikari se olvidó de respirar pon un rato mientras le hacia una pregunta, por otro lado, Aosora lanzó una pesada afirmación en contra del Rizume.



En las mentes de la Siscon y el héroe de la espada, un plan aterrador se estaba gestando, y esperaban parir una venganza… sí señor, estos son los héroes.



Y estos héroes se movían aún más hacia el norte.
Parte 3



Kimizu Ouki y Dan-Quiel von Henrius se desplazaban sobre un caballo de sombras, o más bien, sobre un dios que había tomado la forma de un caballo hecho de sombras.



Habían pasado tres días desde que se separaron del grupo de Phiroquimeria y ahora se encontraban a unas cuantas horas del castillo del tercer Duque Axford Le’rmieng; en su forma de caballo, Hastier poseía una velocidad realmente alta, así que habían recorrido en tres días lo que bajo otras condiciones les tomaría cerca de una semana.



-Hastier, detente por aquí. Descansaremos aquí la noche.



El camino que conectaba a estos pueblos corría paralelo a un rio de profundidad media, así que el aseo y la búsqueda de alimentos no había sido un problema; para combatir el frio, el combo de Hastier siendo usado como manta o traje sumado a la magia de fuego de Quiel era sorprendentemente bueno.



Pero, desde unos kilómetros atrás, Quiel había empezado a notar un olor extraño, era un olor putrefacto, aunque no le había dicho nada de esto a Kimizu.



-Ouki, ¿tienes alguna idea de porque los aldeanos de las cercanías le temen al duque?-



Mientras se lavaba la cara en el agua fría del rio, Kimizu contestó.



-eso es, porque… ¿es una especie de tirano?



-siento que hay algo más que solo ser un tirano.



Kimizu arrugó la frente con disgusto.



-¿Qué es lo que sabes?



-el no saberlo es lo que me preocupa; desde el suroeste hay un extraño olor, pero no logro reconocer de que se trata.



-¿olor?



-sí, es un olor que me hace querer vomitar.



-ya… veo…; bien, enviaré a Hastier a investigar.



Con esto dicho, Hastier, que había estado usando su forma de un traje negro al diseño de Kimizu, el cual se había basado en el traje de correas negras que usaba el personaje Daisuke Niwa, se transformó en un águila y extendiendo sis alas de dos metros de envergadura, se lanzó al cielo.



-¿Cuándo le enseñaste eso?



-yo no le enseñé nada.



Mientras volaba, Hastier pensaba: “¿viste eso?, seguro te acabo de sorprender bastante”, mientras ponía una sonrisa de satisfacción, aunque el pico del águila no es que pudiera cambiar para formar una sonrisa, sus ojos tenían un brillo que transmitía su felicidad.



Pero…



-¿Por qué no llevas nada puesto?



-¿ah?



Una vez que Hastier se desprendió, se llevó desgarrada partes de la tela que le otorgaban su forma, así que una vez que se elevó, las costuras que con cada transformación se veían arrancadas, finalmente terminaron por comprometer la integridad del ropaje y los trozos restantes cayeron por acción de la gravedad.



-¡Tch!, si hubiera sabido que esto pasaría, le hubiese dado a Hastier la función de vestir a Quiel.



Y mientras el frio aire del norte golpeaba la piel desnuda de Kimizu…




Parte 4



Volando a través del viento frio, Hastier, observaba el castillo de tercer Duque Axford Le’rmieng.



Un castillo sin nada importante y a su lado, el rio que se mueve y riega una buena parte de pueblos de Asturias del norte.



Y un poco más allá del castillo…



Un cementerio.



Y un horrible hedor un poco más allá del cementerio.



Un pueblo, un pueblo aún más demacrado que el pueblo de los ignorantes, pero unas cincuenta veces más poblado; era este pueblo el que desprendía ese olor nauseabundo.



Y en medio de esa sopa de putrefacción, había personas.



En las miradas de esas personas no se podía ver nada mas que un sentimiento profundo de desarraigo por la existencia.



Era como una pintura hecha por un Jose de Espronceda, un José de Espronceda que había sido demacrado y llevado al borde de la locura.



“me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
que mane sangre y cieno
e impida el respirar
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con manos despiadadas
los cráneos machacar”





Y todas las personas en ese pueblo, eran demonios.
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